lunes, 5 de marzo de 2007

Kiruna (adventure camp in lapland)


Entre las actividades que incluían el viaje a Kiruna, la que llamaba la atención era ir al campamento de aventura, dormiríamos en cabañas y tendríamos que cortar leña para mantenernos calientes en la noche, llegaríamos en el trineo de perros y andaríamos en snowmobiles.

Nadie realmente se imagina lo que nos esperaba. el grupo se dividió en dos partes. El grupo 1 iría al campamento mientras el resto conocería el pueblo y al día siguiente yo con el resto del grupo 2 iríamos a las cabañas.
Así que esa mañana me dispuse junto con algunos amigos a recorrer el pueblo, es realmente pequeño, no tiene un sistema de transporte público, algunos taxis y camiones para rentar, eso es todo, a donde quieras puedes ir caminando, sin embargo es muy bonito y te pasas un buen rato disfrutando del lugar. Visitamos el mercado. Era igual que cualquier mercado que se pueden imaginar, pero vendía todo lo que se le puede vender al reno, por todos lados pieles y zapatos de reno no pude resistir la tentación y me compré mi salami de reno, no estaba tan bueno ya que lo probé pero si sabe a reno. Algo que me llamó la atención y que por tiempo no pude probar fue el "coffea Cheese" un queso asado que remojan en café y se lo comen, ni modo será en la próxima ocasión.

También visité la iglesia de Kiruna, al parecer esta iglesia es muy importante para todos los del pueblo. Votada como el edificio mas bello de Suecia el año pasado, esta cabañita parece agraderle mucho a la gente del lugar.

Tuve suerte de estar en el segundo grupo, pues en la noche del primer día pudimos ver la aurora boreal desde el hotel, te sorprende mucho lo grande que es y el color que tiene. Al mismo tiempo llegó una llamada de celular, nuestros amigos del primer grupo se arrepienten de no llevar mas alcohol y ropa, se encuentran a -25° y no pueden ni cubrirse ni ponerse lo suficientemente ebrios como para no sentirlo. En ese momento todos empecamos a empacar todo el alcohol que traíamos y toda la ropa, no queríamos congelarnos.

Porfin llegó el día del viaje, juntamos nuestras mochilas al hombro y tomamos la camioneta que nos llevaría a quién sabe dónde. Lo importante era que iríamos a la mitad de la nada, con la esperanza de pasárnosla bien.

La camioneta anduvo sin parar como 1 hora, cuando frenó nos encontrábamos literalmente a la mitad de la nada, era de tarde y no se podía ver la luz de la ciudad hacia ninguna parte, todavía había suficiente luz para algunas buenas fotos y una explicación larguísima.
El hombre que sería nuestro guía se veía completamente loco, parecía que no conociera los grados positivos, pues después de su explicación de 1 hora sobre como deberíamos tratar a los perros en los trineos y de cómo manejar el snowmobil nos dimos cuenta de que no todo era tan hermoso, nos estábamos congelando lentamente, los pies te empiezan a doler, los hombros se te entumen y los dedos se adormecen. Tienes miedo que toquen tus orejas porque se te vayan a caer. El Hombre loco juntó a varios de nosotros y nos dijo que éramos los tontos del grupo por no traer la ropa especial, así que a varios les cambió las botas por unas botas que parecían traídas del espacio. A mi me tocaron pantalones para la nieve, no me arrepiento, la verdad por mas feos que se vieran, estaban muy calientes. y los jeans que traía aún con la ropa interior de invierno, no habrían sido suficiente.

Empezamos a acomodar los perros en los trineos, me sorprendió lo delgados que son y lo locos que se ponen, al parecer les gustaba mucho eso de estar jalando trineos pues por mas que pusieras el freno, jalaban con todas sus fuerzas. El Sami (personas que viven en la región) nos dijo que a los perros les gusta mucho jalar el trineo, si no sería imposible obligarlos a hacerlo durante tanto tiempo, pero que los teníamos que dejar descansar de vez en cuando. Total que yo bien abusado me ofrezco a manejar el trineo. llevaría a dos personas y yo manejando, cinco perros tratando de seguir a este hombre. En el instante en que arranca, yo solo tuve que quitar el freno, empujar el trineo tantito y todos los perros como locos empezaron a correr. Ups, nunca pregunté como dar vuelta, sólo se frenar y arrancar. Cinco segundos después me di cuenta que no era necesario, los perros seguirían a su dueño a donde fuera y lo tratarían de pasar, cuando fuera posible, este rústico trineo era mas automático que cualquier coche del futuro, yo solo tenía que frenar para que los perros descansaran, todo lo demás lo hacían ellos. Corrían rapidísimo 20 km/h en promedio y duraban así como 20 min. Antes de parar a tomar algo de nieve del camino y porqué no ? cambiarle el color a amarillo. (ver video)

Después de andar en los perros, el snowmobile no era tan divertido, mucho mas rápido y podías hacer algunas locuras en el pero no era en comparación nada con los perros. Porfín frenamos sobre un lago congelado, nos advirtieron que aunque el lago estaba congelado, el agua que llegaba del río no lo estaba y que no podríamos caminar directamente al campamento pues teníamos que rodear el lago. Era inmenso y los pies todavía no se ajustaban a la temperatura pero el paisaje que podíamos ver era hermoso, todo era blanco, una lancha perdida a la mitad de la nada congelada, el sonido del agua corriendo en algún lugar lejano, ningún pájaro por supuesto pero el viento sonaba y todos no hacíamos mas que caminar y tratar de no perdernos. La nieve por los caminos es mas o menos dura así que no cuesta ningún trabajo caminar ahí, pero a diez centímetros del camino, la nieve es como una arena movediza, casi como espuma, si alguien saltaba se quedaba enterrado en la nieve hasta la mitad del cuerpo.

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